En una nueva nota de investigación, Goldman Sachs dice que el precio del cobre está «listo para el próximo tramo alcista» a medida que los vientos en contra a corto plazo se desvanecen y los fundamentos apuntan a un impulso significativo de la demanda más allá.
En el informe, divulgado por mining.com, Goldman reiteró su pronóstico alcista de un precio del cobre de US$ 11,000 la tonelada (un poco menos de US$ 5 por libra) para fin de año y US$ 11,500 para esta época el próximo año.
El banco de inversión sostiene que el mercado de concentrados de cobre está muy ajustado, y podría crear un cuello de botella para la producción de metales primarios en China. Este hecho refuerza su proyección de un déficit refinado significativo de 430.000 toneladas en la segunda mitad del año.
Goldman proyecta un déficit de 200.000 toneladas el próximo año y también redujo a la mitad su superávit proyectado para 2023 a 129.000 toneladas “después de lo cual comienzan los déficits indefinidos”. Los cargos por tratamiento y refinación que pagan los mineros a las fundiciones para procesar el concentrado en metal aumentan cuando el suministro es amplio y descienden cuando las fundiciones se ven obligadas a competir por material escaso.
Goldman cree que el mercado del cobre ahora se ha movido más allá de los intentos de Pekín de enfriar los precios y el impacto de las ventas de las reservas estratégicas del país, la «herramienta final para generar presión a la baja de los precios (a menos que desacelere la actividad general)», de hecho crea las condiciones para los aumentos de precios.
Además, como señala Goldman, el primer lote de cobre de Pekín en una subasta de 50.000 toneladas equivale a solo 36 horas de consumo de cobre chino. Goldman también mejoró su perspectiva a largo plazo para el cobre basándose en un aumento significativo en las ventas de vehículos eléctricos durante los próximos diez años.